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Los 4 pilares de la Riqueza Vital: Un camino hacia el bienestar total

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¿Qué es la felicidad para ti? Es probable que sea uno de los conceptos más desafiantes de definir, explicar y alcanzar en la vida. La felicidad puede ser interpretada de diversas maneras: para algunos, es tener dinero; para otros, gozar de buena salud, sentirse bien o disfrutar de libertad para hacer lo que deseen. Sin embargo, como ninguna de estas dimensiones define plenamente la felicidad y todas son esenciales, exploraremos un concepto práctico que sirve como una meta intermedia: la Riqueza Vital. Comencemos este fascinante viaje hacia el bienestar total.

La felicidad, desde mi perspectiva, es un estado de paz y armonía total que se experimenta a lo largo del camino de la vida. No es un destino, sino una travesía que inicia dentro de cada uno de nosotros, en nuestra mente y corazón. Si no podemos encontrar la felicidad siendo quienes somos y aceptándonos a nosotros mismos, será difícil lograrla con cualquier otra cosa o persona.

No obstante, nuestra naturaleza humana nos exige cubrir ciertas necesidades básicas antes de explorar emociones más complejas o aspectos que van más allá de los cinco sentidos, como la felicidad. Por ello, propongo el término “Riqueza Vital”, que abarca todas las cosas valiosas y necesarias para vivir, progresar y alcanzar un estado muy cercano a la felicidad: el bienestar.

La Riqueza Vital se apoya en cuatro pilares fundamentales, comparables a las patas de un banquito. Este banquito nos sostiene en la vida, mientras nosotros nos paramos sobre él, a veces con un pie, otras con dos, y en ocasiones haciendo malabares para mantener el equilibrio. Si alguna de sus patas está más corta que las demás, mantener el equilibrio se vuelve más complicado. Por ello, es esencial cuidar y mantener un equilibrio entre estos cuatro pilares.

Lo interesante es que para tener bienestar no necesitamos un banquito con patas extremadamente gruesas o altas. Tampoco debemos comparar nuestro banquito con el de otras personas ni sentirnos mal por las diferencias. No existe una medida perfecta de bienestar, ni un puntaje que determine si podemos o no ser felices. Cada individuo tiene su medida de riqueza vital, y la vida nos brinda la oportunidad de construir nuestro banquito y fortalecer sus patas para alcanzar el bienestar, en equilibrio y de acuerdo con nuestras circunstancias. Si tenemos bienestar, estamos a un paso de la felicidad.

Los 4 pilares de la riqueza vital son: el dinero, la salud, la satisfacción personal y el tiempo. El orden no importa, ya que todos son fundamentales y necesarios.

Comencemos con el dinero. Aunque el dinero no genera felicidad, es necesario para alcanzar el bienestar. La evidencia muestra que personas extremadamente ricas pueden vivir en un infierno personal. Jim Carrey, el famoso actor, expresó en 2005: “Creo que todo el mundo debería hacerse rico y famoso y hacer todo lo que alguna vez haya soñado para poder ver que esa no es la respuesta.”

Sin embargo, aunque el dinero no sea la clave de la felicidad, es esencial para el bienestar. Lamentablemente, pocas personas saben cómo producirlo, cuidarlo, hacerlo crecer y ganarlo sin tanto esfuerzo. El dinero no es ni malo ni bueno; es una energía, una idea, un concepto que representa un medio de intercambio. Manejar el dinero no solo requiere inteligencia intelectual, sino también inteligencia emocional. Es crucial comprender nuestra relación personal con el dinero, aprender a administrarlo y hacerlo crecer para que trabaje a nuestro favor.

La imagen ilustra el equilibrio que debe haber entre dinero, tiempo, salud y satisfacción personal para nutrir nuestra riqueza vital.

El dinero es uno de los cuatro pilares de la riqueza vital, pero no es el único. El segundo pilar es la salud. La salud es el estado natural del ser humano, y aunque algunos aspectos escapan a nuestro control, muchos dependen de nuestras acciones y decisiones.

Ejercitarse, cuidar la alimentación y dormir adecuadamente contribuyen a mantener o mejorar la salud física. Asimismo, la salud mental y emocional se fortalece con buenos hábitos, actitudes positivas, aprendizaje, prácticas como el yoga y la meditación, y una perspectiva optimista hacia la vida.

El tercer pilar de la riqueza vital es la satisfacción personal. Estar en armonía con la vida y sentirse cómodo, al menos hasta cierto nivel, aumenta el bienestar. No se trata de tener una vida perfecta, sino de aceptar lo que no se puede cambiar, tener la valentía de cambiar lo que se puede y adquirir la sabiduría para distinguir entre ambas situaciones.

La filosofía de aceptar lo que no se puede cambiar, cambiar lo que sí se puede y tener la sabiduría para diferenciarlo se resume en la oración de la serenidad. Esta actitud de gratitud hacia la vida comienza cuando nos sentimos satisfechos y agradecidos con nosotros mismos. Aunque haya situaciones difíciles, la satisfacción personal facilita su superación.

La conexión entre el dinero, la salud y la satisfacción personal es evidente. Ahora, abordemos el cuarto pilar: el tiempo. Este es el más complejo y diferente, ya que es el único recurso irrecuperable. La vida avanza, y nuestro tiempo en este mundo tiene un límite desconocido. Por lo tanto, utilizar el tiempo con sabiduría es esencial.

La gestión del tiempo se vincula directamente con los otros tres pilares. ¿Cuánto tiempo dedicamos a mantener nuestra salud? ¿Cuánto invertimos en proyectos que generen ingresos y nos hagan sentir realizados? ¿Dedicamos tiempo a aprender, tener conversaciones valiosas o hablar positivamente de los demás? El tiempo es un recurso valioso que debe utilizarse con cuidado y sabiduría.

Estos cuatro pilares de la riqueza vital se complementan entre sí. No se debe sacrificar uno en beneficio de otro de manera permanente; siempre se debe buscar el equilibrio. Tener muchos recursos económicos no garantiza el bienestar integral si se descuidan la salud, la satisfacción personal y el tiempo. El equilibrio entre estos pilares es fundamental para alcanzar el bienestar y, con él, estar preparados para reconocer la felicidad cuando se presente.

Cada individuo recibe el impulso necesario de la vida para construir su riqueza vital. Aunque las circunstancias varíen, no hay excusa para quedarse de brazos cruzados. Es fundamental crear las condiciones necesarias para que los cuatro pilares estén en equilibrio, brindándonos la fuerza para sostenernos y prepararnos para reconocer la felicidad.

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