Publicado el
Si alguna vez has afirmado que no creerás en nada que NO tenga comprobación científica, tú y yo tenemos algo en común. Pero también tenemos algo en común si te has hecho preguntas que la ciencia no puede responder.
Si has llegado a este punto, tal vez estás listo para ir más allá: más allá de las ideas primitivas pero también más allá de los límites de lo científicamente demostrable.
En este artículo hablaremos de un hecho contundente: la ciencia que a veces tanto defendemos no es tan perfecta, la ciencia también se equivoca, y veremos por qué.
Digamos que todo lo que cambia se encuentra en un proceso, no está terminado, no es perfecto. Basta revisar la historia de la ciencia y encontraremos en ella grandes revoluciones o transformaciones, donde las verdades absolutas de un tiempo se reemplazan por verdades nuevas.
Es decir, los modelos mentales de un tiempo se cambian por otros. ¿Qué es un modelo mental? Puede ser una teoría, una hipótesis o simplemente un argumento científico.
Un ejemplo clásico de esto fue la revolución por las ideas de Copérnico: antes de él lo “científicamente” comprobable era que el sol giraba alrededor de la tierra, lo cual Copérnico contradijo.
Cuando los científicos realizan investigaciones y experimentos, pueden cometer errores en sus métodos y experimentos. Pero es bien sabido que a veces se llega más allá y del error se pasa al sesgo, o sea a la falta objetividad y quizás hasta de honestidad. Un ejemplo de esto es cómo el colesterol y las grasas saturadas fueron considerados durante décadas como los principales culpables de las enfermedades cardiacas. Esto sucedió porque en la década de los 50 había en Estados Unidos mucha preocupación por estas enfermedades, entonces se le encargó al fisiólogo Ancel Keys, un estudio sobre lo que comían en otras partes del mundo donde no había tantos problemas cardiovasculares. Keys lo llamó el Estudio de los Siete Países, y en él llegó a la conclusión de que los culpables de las enfermedades del corazón eran principalmente el colesterol y las grasas saturadas que comían los norteamericanos. Hoy se sabe que este estudio fue erróneo por sus sesgos y fallas metodológicas, pero durante décadas, médicos, nutriólogos y otros profesionales creyeron que el mito era verdad, se crearon y recetaron medicamentos que producen efectos secundarios indeseables y se desarrolló toda una industria alimenticia que condenaba las grasas. Todo esto trajo peores problemas para la salud de miles de personas alrededor del mundo.
No siempre se puede confiar en lo que dicen. Si un científico tiene un interés personal por algo, es muy posible que quiera ver e interpretar los resultados de sus descubrimientos con base en sus creencias. ¿Durante cuánto tiempo se dijo que el cigarrillo NO causaba cáncer de pulmón y otras enfermedades-como pasa ahora con los vapeadores? Muchos científicos apoyaron a las compañías tabacaleras y mucha gente les creyó.
En las décadas de los 40 y 50 se practicaba la lobotomía, que era una técnica 100 por ciento aceptada por los psiquiatras a nivel mundial. Se trataba de una operación para cortar o destruir partes del cerebro y supuestamente aliviar así trastornos mentales como la esquizofrenia. Más o menos a partir de la década de los 60, se descubrieron nuevos medicamentos y terapias que hicieron notar la ineficacia de la lobotomía. Simplemente, con los desarrollos recientes en imagenología y otras disciplinas, en los últimos 10 años se ha aprendido más que nunca del cerebro y la mente humanas. No porque la lobotomía fue ciencia, significó que era verdad.
En el año 1886 un psiquiatra alemán clasificó la homosexualidad como “perversión sexual” y en los 50, en pleno siglo XX, la Asociación Americana de Psiquiatría la clasificó como “desviación sexual”. Incluso durante muchos años se practicó la “terapia de conversión” para “curar” a los GAYS de la supuesta enfermedad mental del homosexualismo que decían estaba asociada a trastornos como la psicosis, o era producto de una mala crianza de los hijos o de desequilibrios hormonales.
Hay otras razones por las cuales la ciencia no es INFALIBLE. Una es que simplemente la ciencia no puede explicarlo todo, porque la naturaleza es sumamente compleja y el universo está lleno de misterios.
Este es un ejemplo. Se trata del Zorzal. El experto en aves Christopher Heckscher descubrió que el Zorzal marca su periodo de anidación y migración con base en los huracanes que impactan su ruta desde Estados Unidos hasta Brasil y de regreso. Es decir, el Zorzal sabe cuándo volar para evitar toparse con un huracán de gran magnitud en el Golfo de México o el Caribe. En pocas palabras, el pajarito puede predecir con meses de anticipación un huracán. ¿Cómo lo hace?, es un misterio.
Si solamente aceptamos como verdadero lo que tiene fundamento científico, estamos un poco lejos de encontrarle explicación o sentido a muchas cosas apasionantes de la vida.
¿Qué vamos a hacer entonces? ¿Negar todo lo que no tiene comprobación científica? Esta parece una postura muy cómoda y radical, pero sobre todo una postura pobre, limitada y cerrada. De hecho, no creer en algo porque no se puede comprobar científicamente es totalmente anticientífico. ¿Por qué?, porque la misma ciencia no puede existir sin la duda. Decir “no lo sé” es el primer paso hacia la sabiduría.
De hecho, cuando la ciencia dice estar insegura de algo, está representando con mayor certeza al mundo: certeza de que lo que sabemos, es que realmente no sabemos nada o nos falta mucho por saber. La incertidumbre es una invitación abierta para escuchar lo que otros tienen que decir. Y esto no sólo aplica a la ciencia, sino a la religión, o a cualquier ideología o creencia. Nadie posee la verdad absoluta.
La ciencia es maravillosa y emocionante, pero sin una mente abierta la ciencia no puede existir. Los datos y las verdades científicas tienen fecha de caducidad. Hoy más que nunca la ciencia y los que creen en la ciencia deben estar abiertos a que todo es posible. No hay ciencia sin ideas en contra que cuestionen lo que se cree como verdadero en este momento, no hay ciencia sin pensamiento crítico, no hay ciencia confiable sin diversidad de opiniones.
El famoso físico y premio Nobel Richard Feynman dijo: “Las declaraciones de la ciencia no son declaraciones sobre lo que es verdadero y lo que no lo es, sino declaraciones sobre lo que se sabe con distintos grados de certidumbre”
Hoy es tiempo de aceptar que lo que la ciencia no puede explicar, no es porque no sea verdad: esta es la oportunidad de creer más allá.
¿Y tú qué piensas sobre este tema? ¿Puedes creer en algo que no esté científicamente comprobado?
Si quieres saber más sobre este y otros temas interesantes, suscríbete a mi canal para explorar todos mis videos, en los cuales encontrarás más recursos que te ayudarán a vivir tu vida de forma más feliz.
Si deseas compartir este contenido, puedes hacerlo con los links de abajo.