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¿Por qué es tan difícil tomar decisiones?

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Te has encontrado en situaciones en las que no sabes qué hacer o qué decisión tomar. A menudo, esto nos toma por sorpresa en momentos difíciles o cuando nos sentimos menos preparados para enfrentar cambios. Preferiríamos que las cosas se mantuvieran como están y tomar decisiones pareciera innecesario. La idea de enfrentar el posible fracaso o el dolor asociado a nuestras decisiones puede resultar abrumadora.

La angustia y el miedo que experimentamos en tales momentos pueden paralizarnos, llevándonos a buscar que otros decidan por nosotros o simplemente esperar a que “el tiempo decida”. Tomar decisiones no es sencillo, y esto se manifiesta incluso en elecciones aparentemente triviales, como la ropa que vamos a usar o la siguiente serie que seleccionaremos para ver en streaming. En este artículo, exploraremos las razones profundas detrás de la dificultad que enfrentamos al tomar decisiones y cómo podemos superar este obstáculo.

1. Pensar que todas las decisiones son de vida o muerte: Un error común

Una causa significativa de la dificultad para tomar decisiones es la creencia errónea de que cada elección requiere una acción inmediata y es de vida o muerte. El error radica en considerar que todas las decisiones son iguales y demandan la misma energía, tiempo y recursos. Decidir implica elegir un camino para cambiar de un estado o situación a otro, es saber qué dirección tomar. Sin embargo, es crucial comprender que decidir también puede significar optar por no hacer nada y permanecer donde estamos. Reconocer que no toda decisión requiere una acción inmediata es el primer paso para simplificar el proceso decisional.

Por ejemplo, a veces nos obsesionamos con detalles triviales, como el polvo en un mueble, convirtiéndolo en un problema que exige solución. Comprender que no todas las decisiones requieren una respuesta inmediata puede aliviar la presión autoimpuesta. En asuntos triviales, como la elección de una serie para ver, experimentar y cambiar de opinión es válido. La flexibilidad y la aceptación de que las elecciones cotidianas no son necesariamente determinantes pueden hacer que tomar decisiones sea menos abrumador.

2. Decidir es un proceso continuo: Entendiendo la naturaleza de la decisión

Otra razón por la cual tomar decisiones resulta desafiante es la falta de comprensión sobre el hecho de que decidir es un proceso continuo. A lo largo del día, enfrentamos numerosas decisiones, algunas de manera inconsciente y otras de forma más consciente. Desde elegir qué ropa usar hasta decisiones más significativas, como la elección de una carrera profesional o un compañero de vida, el proceso de decisión varía en complejidad y trascendencia.

Comprender que muchas decisiones implican seleccionar un camino y seguir una serie de acciones es crucial. Del mismo modo en que el proceso de decidir puede ser inconsciente, la mayoría de las decisiones requieren cambios en nuestras vidas. La relevancia de una decisión radica en la importancia del cambio que conlleva. Por ejemplo, si estás considerando la posibilidad de usar la bicicleta para ir al trabajo, el proceso de decisión implica diseñar un enfoque y realizar una serie de acciones. La decisión en sí misma es un proceso, a veces simple y otras veces más complejo.

3. Confundir procesos con resultados: La trampa de la Evaluación Retroactiva

La confusión entre procesos y resultados es otra barrera para tomar decisiones sin dificultad. Es esencial comprender que no existen decisiones inherentemente buenas o malas, sino procesos de decisión más o menos efectivos y resultados favorables o desfavorables. Annie Duck, una experta en el campo de la toma de decisiones, destaca la importancia de distinguir entre la calidad de un proceso y los resultados que produce.

Un ejemplo ilustrativo es el proceso de aprender a andar en bicicleta para ir al trabajo. Aunque el proceso es el mismo en ambas versiones de la historia, el resultado varía. En un escenario, el viaje en bicicleta al trabajo es exitoso y beneficioso, mientras que en otro, un accidente conduce a una lesión. La evaluación retrospectiva no debería definir la calidad del proceso de decisión. Comprender esta distinción es esencial para mejorar nuestras habilidades de toma de decisiones.

4. La necesidad de respuestas inmediatas: Superando la ansiedad por el Cierre Cognitivo

La búsqueda constante de respuestas inmediatas, impulsada por la necesidad de cierre cognitivo, es una causa adicional de la dificultad para tomar decisiones. La urgencia de cerrar ciclos y obtener respuestas puede llevar a decisiones apresuradas que carecen de una evaluación reflexiva. Dos factores relevantes en este contexto son el cierre cognitivo y la influencia del entorno.

El cierre cognitivo refleja la ansiedad generada por la falta de respuestas claras a preguntas vitales. La presión por decidir rápidamente puede proporcionar una sensación de logro, pero es crucial reconocer cuándo es necesario detenerse y permitir más tiempo para obtener información adicional o reflexionar más profundamente.

La influencia del entorno, expresada en el sesgo de correspondencia, destaca cómo nuestras decisiones pueden estar influenciadas sin que lo notemos. Es esencial reconocer la presión externa y distinguir entre decisiones basadas en motivaciones genuinas y aquellas influenciadas por el entorno.

En resumen, tomar decisiones implica comprender que no todas las elecciones son de igual importancia y que cada decisión es parte de un proceso continuo. La calidad de un proceso no debe ser evaluada únicamente por sus resultados, ya que estos pueden estar fuera de nuestro control. Superar la ansiedad por respuestas inmediatas requiere la capacidad de reconocer la necesidad de más información y reflexión, así como la influencia del entorno en nuestras decisiones. Al adoptar un enfoque más consciente y flexible hacia la toma de decisiones, podemos facilitar este proceso y mejorar la calidad de nuestras elecciones.

Para terminar quiero aclararte algo muy importante. Yo creo que las mejores formas o procesos para tomar decisiones no tienen que ser siempre científicamente comprobados.

Si te empiezas a conocer a ti mismo, a controlar tu mente, y a trabajar con tus emociones, tus intenciones y tus deseos, también puedes usar tu intuición o tu sexto sentido para tomar decisiones efectivas. A veces esa vocecita dentro de ti tiene razón, o a veces tu cuerpo sabe y te dice lo que necesitas.

El última instancia, si los resultados que tienes en tu vida no son los que siempre has deseado, cualquiera que sea tu proceso de toma de decisiones, a lo mejor necesita un buen ajuste.

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