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Separa el dolor del sufrimiento (duélete, pero no sufras)

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Sentir dolor es normal. Es parte de la naturaleza, de la vida. A ninguno de nosotros nos gusta sentir dolor, pero cuando es inevitable sentirlo podemos sacarle provecho y crecer emocionalmente como seres humanos. Si sabemos la diferencia entre dolor y sufrimiento podremos aprender a vivir con mayor equilibrio y más felicidad.

Hay dolor físico y dolor emocional. Yo sé que hay gente que vive con un dolor físico permanente y terrible a causa de enfermedades o accidentes. Sé POR EXPERIENCIA PERSONAL Y FAMILIAR que es muy difícil enfocarse en las cosas buenas de la vida cuando se tiene dolor físico CRÓNICO: es muy difícil trabajar, convivir con otros y estar bien con uno mismo. Estas son situaciones extremas que requieren medidas extremas.

Sin embargo, hay quienes tenemos dolores menos graves que los que acabo de mencionar y encima de ellos agregamos, por decisión propia, un sufrimiento que a la larga genera más sufrimiento. Esta es la principal diferencia entre dolor y sufrimiento. El primero es casi siempre inevitable, pero el segundo es en gran medida opcional. Otra gran diferencia es que el dolor no necesariamente va a causar más dolor, en cambio el sufrimiento casi siempre se va a multiplicar y causará más sufrimiento.

Esto es muy palpable cuando experimentamos un dolor emocional, producto de una pérdida, de una decepción o de mil cosas más que pueden suceder en la vida: si al dolor le agregamos demasiado sufrimiento, terminamos mucho peor.

El dolor es inmediato y es normal cuando tenemos una lesión física o emocional. Por ejemplo, si nos golpeamos sentimos dolor. El sufrimiento puede ser parte del dolor por un tiempo, pero cuando va demasiado lejos, deja de ser normal.

Si tienes una dolencia física, cuando te cures llegará el momento en que el dolor se irá. Por ejemplo, si a una persona le amputan una extremidad tendrá dolor, pero este dolor desaparecerá casi por completo en algún momento. Pero desde el punto de vista emocional, el sufrimiento de perder una extremidad empezará de inmediato, incluso desde antes de que a esa persona le amputen su extremidad empezará a sufrir. Este sufrimiento no será causado por el dolor físico, sino por el dolor emocional alimentado por los miedos y preocupaciones que se producen en la mente.

La persona empezará a preguntarse “cómo podré vivir así, cómo voy a trabajar, cómo tendré una pareja, qué dirá la gente de mí, cómo podré ser feliz”.

Cuando hay pérdidas en la vida, sean físicas o no -como una pérdida personal, un fracaso financiero o profesional, u otras- sentimos un dolor emocional por un tiempo. Este tiempo de dolor que se combina con un poco de sufrimiento es un periodo se le llama duelo. El duelo es necesario para sanar una herida emocional, para que cicatrice y eventualmente seguir adelante. Este es el proceso natural.

Ciertamente para poder vivir un duelo exitoso a veces son necesarias herramientas o personas que nos ayuden a recuperarnos… pero la recuperación final, la recuperación permanente, sólo llegará si nos lo proponemos, si DECIDIMOS modificar nuestras actitudes y nuestra mentalidad para dejar de sufrir.

Porqué sufrimos o de dónde viene el sufrimiento es otro tema que comentaremos en otro video. Por ahora, preguntémonos: ¿sufrir es malo? Ya dijimos que sufrir es natural y veces inevitable. Nada que sea parte del diseño de la vida es malo. De hecho, podemos aprovechar el sufrimiento y aprender a entenderlo y superarlo. ¿Por qué aprender del sufrimiento? Porque sí adquirimos fortaleza ante ciertas situaciones, cuando llegue a presentarse otro sufrimiento, podremos estar preparados para terminarlo antes de que nos afecte demasiado.

Si luchamos contra no sufrir, queriendo evitar A TODA COSTA el sufrimiento NATURAL que sigue a todo dolor, terminamos sufriendo más por no querer sufrir.

Por ejemplo, ¿qué caso tiene empezar a sufrir por algo que ni siquiera ha sucedido? Imagina -es algo duro, pero es muy útil este ejercicio-: ¿qué será de un padre o madre si muere uno de sus hijos? ¿Crees que el hecho de empezar a sufrir con anticipación le ahorrará a esa persona una parte del sufrimiento real que sentirá si eso sucede? Por supuesto que no. Esto es sufrir por decisión propia y no es nada bueno para nadie. Y sufrir es sólo una de las muchas emociones que empezamos a sentir por elección: también están el odio, la ira, la preocupación y muchas más.

¿A qué me refiero con esto? Cuando algo nos causa sufrimiento nos sentimos mal, pero si alimentamos constantemente esa sensación entonces generamos un patrón negativo de pensamiento, una tendencia que a su vez genera más sufrimiento que crece como una bola de nieve. Cuando nos habituamos a esta mentalidad empezamos a ver todo con pesimismo, nos sentimos permanentemente amenazados y por mínimo que sea un problema, lo vemos mucho más grande de lo que es. Esta tendencia hace que suframos más y cada vez por más tiempo. A la larga, el sufrimiento crónico se convierte en ansiedad, depresión, amargura y enfermedad física. Es un ciclo interminable. Y aquí sucede un fenómeno muy especial, fíjate.

Los científicos que estudian las leyes de la física cuántica han descubierto que la realidad se modifica cuando un observador observa esta realidad. Hay experimentos que muestran cómo se comportan ciertas partículas físicas proyectadas sobre una pared que tiene una apertura por donde pasan estas partículas. Pero al repetir el experimento en presencia de un observador el comportamiento de las partículas cambia. En pocas palabras, la realidad es subjetiva, es decir, depende mucho del sujeto que la observa.

Ilustrar el experimento de la Doble Rendija (física cuántica)

Esto también lo vemos en la vida diaria, en nuestras emociones, en nuestra psicología: la realidad es relativa y cada uno ve una realidad un poco diferente. Ante una misma realidad tú puedes sentir una cosa, pero otra persona sentirá otra.

Entonces, cuando tú empiezas a ver tu realidad con negatividad constante, con amargura y sufrimiento, sintiendo que todo el mundo te quiere hacer daño, tu realidad se va a transformar en eso. En síntesis, si mantienes una mentalidad de sufrimiento seguirás atrayendo a tu vida MÁS SUFRIMIENTO, porque al alimentar a tu cerebro con esos pensamientos, tú le estás diciendo que eso es lo que quieres y él te va a obedecer y lo va a conseguir para ti. Algunos sabios y maestros espirituales, e incluso científicos, explican esto como vibración: si tú vibras en una frecuencia negativa, te sintonizas con otras frecuencias negativas.

¿Cómo podemos enfrentar el sufrimiento? Hay formas de lidiar con el dolor y con el sufrimiento, e incluso de utilizarlos a favor de uno mismo. El primer objetivo debe ser aprender a aceptar el sufrimiento y dejar de tenerle miedo (ojo, no es lo mismo aceptación que resignación, pero hablaremos de esto en otro video.) Algunas recomendaciones para empezar a lidiar sanamente con el sufrimiento son:

  1. Cuando llegue el sufrimiento obsérvalo como es, con la determinación de que no le vas a añadir más pensamientos y emociones.
  2. Date cuenta de que la herida que tienes, aunque sea dolorosa, no va a sanar si sigues metiendo el dedo en la carne viva, metiendo el dedo en la llaga. No le eches más leña al fuego y no te dejes influenciar por la leña que otras personas quieran echarle a tu sufrimiento.
  3. Piensa de esta manera: si tienes un problema, básicamente hay dos escenarios. ¿Tiene solución o no tiene solución? Si es algo que tiene solución, ponla en marcha. Si es algo que no tiene solución, acepta que así es, NO LE AÑADAS MÁS SUFRIMIENTO. En cualquiera de los dos casos, NO TE PREOCUPES, porque si se puede arreglar… lo arreglas, sino, lo aceptas. Pero preocuparte no te lleva a nada.
  4. Trata de no crear ansiedad ni culpabilidad, de no hundirte y sentirte desgraciado; trata de no tener temor. Si consigues mantener a raya estas emociones en ti florecerá una mente fuerte y valiente, dueña de sí misma, que no se dejará zarandear fácilmente.

Retomando un poco de lo aprendido. Cuando el daño está hecho, cuando tenemos dolor, el dolor pasará. Y si nos lo proponemos, el sufrimiento -en su momento- también pasará. El duelo es necesario, pero el sufrimiento prolongado o permanente es OPCIONAL, es producto de nuestros pensamientos y por tanto nosotros tenemos el poder de apartarlo de nuestra vida y debemos hacerlo cuanto antes.

Para terminar, te dejo una pregunta que Dale Carnegie, un gran impulsor del desarrollo humano, aprendió de su madre: “¿Qué caso tiene llorar sobre la leche ya derramada?”

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