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Miedo: la cadena que aprisiona tu libertad

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Aunque tengas todo lo necesario para hacer un cambio en tu vida, a veces lo que te impide hacerlo es el miedo. El miedo es una cadena que aprisiona tu libertad poque está oculto en todas las emociones y situaciones que afectan tu vida.

Cuando yo empecé a ubicar, comprender y enfrentar mis miedos, me di cuenta de que muchos de mis defectos y debilidades como persona se originaban allí. Esto me ha permitido trabajar en ellos y mejorar mi vida enormemente y lo sigo haciendo cada día.

Te daré una lista de situaciones y emociones que tienen terribles consecuencias para nuestra vida y verás que detrás o dentro de todas ellas, se esconde el miedo. Por eso es tan necesario ubicarlo, comprenderlo y enfrentarlo.

La ignorancia y el autoengaño 

Dicen que ojos que no ven, corazón que no siente. A veces creemos que es mejor no saber en lugar de enfrentar la verdad. Ser ignorante es más fácil, porque de lo contrario quizás tendrás que modificar creencias arraigadas, aceptar realidades dolorosas, o cambiar cosas que no quieres cambiar.

Expresar lo que piensas

Es tan común callarnos por miedo. Nos da miedo preguntar en las juntas de trabajo o dialogar con un familiar sobre un problema. Nos da miedo el conflicto, porque a su vez nos da miedo cómo podamos reaccionar, o cómo podamos ser lastimados.

La ira

La ira es producto del miedo: del miedo a ver cuestionada tu autoridad, o a que los demás piensen que eres débil o vulnerable, del miedo a perder el poder. La dureza de carácter, la incapacidad de tener compasión por uno mismo y los demás, tienen también su origen en el miedo.

Usar el discernimiento

Podríamos seguir y seguir con más ejemplos, pero no es necesario porque seguramente ya comprendiste la idea central de todo esto: el miedo está presente en casi todas las cosas que te impiden ser una persona mejor de la que eres; el miedo te impide convertirte en quien quieres ser, en pocas palabras el miedo te impide ser libre.

Ahora, no me malentiendas, el miedo es una emoción humana y universal. No es malo tener miedo, pero tampoco es bueno. Lo peor de todo es no distinguirlo cuando se esconde en otras emociones, actitudes o creencias que nos impiden avanzar.

Una clave para poder distinguir el miedo es usar el discernimiento. Todos los miedos vienen de la forma en que vemos y experimentamos el mundo, pero hay miedos que son más reales que otros.

Según el filósofo romano Marco Aurelio: “Lo que te molesta no es la cosa en sí, sino tu opinión sobre ella.” Es decir, el miedo a menudo se basa en nuestros propios pensamientos y creencias negativos. Cuando discernimos el miedo -o sea cuando lo ubicamos claramente- podemos desafiar nuestros pensamientos y cultivar perspectivas más positivas sobre lo que nos pasa, para de esa manera reducir significativamente el poder del miedo en nuestras vidas.

Un ejemplo de miedo real es el miedo que tenían nuestros antepasados a ser comidos por una fiera salvaje. Este miedo fue positivo porque nos ayudó a sobrevivir y evolucionar. Si tú, por ejemplo, te encuentras en medio de una balacera seguramente tratarás de echarte al suelo. En este caso el miedo tiene sentido.

Un ejemplo contrario, sería el miedo que tienen a las fotografías algunas tribus indígenas. Como los Yanomani de Sudamérica, que piensan que al quedar fotografiados pierden su alma. No vamos a juzgar las creencias de nadie, pero tú dime honestamente qué piensas de este miedo, ¿no parece menos realista que el anterior?

¿Dónde viven tus miedos?

¿A dónde voy con esto? Ya te dije que una clave es usar el discernimiento para ubicar el miedo y también distinguir que hay unos miedos más reales que otros. Bueno, pues otra clave es encontrar el lugar donde viven nuestros miedos. ¿Sabes dónde viven todos ellos, los más reales, y también los menos reales? En nuestra mente.

Entonces, todos tus miedos y mis miedos vienen de nuestras experiencias, aprendizajes y creencias, y todo se procesa en la mente. Eso significa que los miedos están totalmente conectados con nuestros pensamientos y emociones; pero la buena noticia, es que podemos aprender a controlar tanto nuestros pensamientos como nuestras emociones, y también nuestras creencias.

Tenemos demasiados miedos

La lista de los miedos que podemos tener es enorme, y el precio que pagamos por dejar que estos miedos nos encadenen, nos controlen a nosotros en lugar de controlarlos a ellos, es muy alto.

Fíjate en estos ejemplos y dime si no te parecen algunos muy familiares. Tenemos miedo a la pobreza, miedo a la enfermedad, al secuestro, a quedarnos solos, a que nos roben, que nos engañen, a que nos mientan. Miedo a perder el cariño de alguien, a ser abandonados, a que cuestionen nuestro valor; miedo a tener éxito, pero también a fracasar; miedo a tomar riesgos -aunque no tengamos mucho que perder- miedo a quedar desprotegidos, miedo a la oscuridad, miedo a las alturas.

Conclusiones

 1.- Cuando dejamos que crezca sin control, el miedo es como un virus y siempre busca oportunidades de invadirnos e infectar nuestros pensamientos y emociones para crecer como una bola de nieve.

2.- Si todos los miedos viven en mayor o menor medida en nuestra mente, entonces debe haber una forma entenderlos y controlarlos, incluso de usarlos a nuestro favor. ¿Cuál es esa forma? Desarrollar fortaleza y valor, ser valientes. Por eso llamé así a este proyecto: Mentes Valientes, porque una mente valiente es necesaria para alcanzar la libertad y la felicidad, y eso es lo que yo deseo para ti.

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